Por: Cristian Julián Díaz Álvarez Decano Nacional Facultad de Ingeniería y Ciencias Básicas de Areandina.
La actual infestación por el coronavirus ratifica una vez más el antagonismo de la expresión urbana de las ciudades capitales latinoamericanas, que, en la emergencia sanitaria actual, muestran elementos que coadyuvan, desatan y maximizan el contagio del agente patógeno; mientras que a la par brindan artefactos de respuesta para la atención en salud, facilitan el suministro de alimentos y el acceso a servicios básicos a una parte de la población, entre otras.
Las ciudades latinoamericanas históricamente han favorecido prácticas insalubres en su proceso de cualificación, expansión territorial y consolidación como gigantes económicos y expresiones de la identidad nacional, como lo son:
El vertido en áreas públicas de aguas servidas y basuras, principalmente en barrios que no cuentan con redes de alcantarillado y/o acueducto, el abandono intencional en áreas verdes de una gran cantidad de excretas de mascotas; así como su depósito sin protocolo biosanitario alguno en cestos de basura, o su inadvertida mezcla con residuos ordinarios domésticos, el enorme desperdicio de comida que se desecha en rellenos sanitarios o vertederos; o que se arroja indiscriminadamente en vía pública o la liberación a la atmósfera de especies químicas tóxicas, material particulado y gases ácidos, que provocan infecciones y enfermedades respiratorias.
Este coctel malsano bajo escenarios de hacinamiento, en atmósferas enrarecidas e islas de calor, potencialmente puede favorecer que los agentes patógenos se multipliquen sin problema, transiten entre distintos huéspedes, muten y se desplacen largas distancias sin sucumbir; teniendo una alta probabilidad de infestación en la población urbana; cobrando así vidas humanas en las comunidades más vulnerables y en la población sensible.
Así las cosas, se puede decir que la contaminación podría estar coadyuvando a que virus y bacterias proliferen bajo condiciones de tiempo atmosférico propicias, como la alta humedad y radiación difusa dominante.
Riesgo que se exacerba por causa de un diseño urbano de aglomeración tipo colmena, y la existencia de una alta cantidad de individuos con una baja capacidad inmunológica, que viven el frenesí urbano y que no gozan de una buena nutrición.
En este orden de ideas, se llama la atención a los gestores de política pública de algunas relaciones imbricadas existentes entre la contaminación, las variables atmosféricas, la sanidad pública, la alimentación, el estrés, y las condiciones habitacionales y ocupacionales de los individuos, para tratar de predecir las condiciones urbanas estacionales o periódicas en donde se pueden manifestar infestaciones tanto de virus como de bacterias.
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